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lunes, 15 de enero de 2007

Dejando de demoler, empezando a construir

Sábado 13 de enero. Los mejores sueños y el trabajo más alegre también conviven con lo terrible. Y el día comienza con una escena de autodestrucción. Es inevitable mencionarlo o no quedar salpicado de eso. ¿Dónde nace tanta violencia? ¿Cómo se frena?, por la noche volveremos a buscar en Frantz Fanon la respuesta. “Mientras que el colono o el policía pueden, diariamente, golpear al colonizado, insultarlo, ponerlo de rodillas, se verá al colonizado sacar su cuchillo a la menor mirada hostil o agresiva de otro colonizado. Porque el último recurso del colonizado es defender su personalidad frente a su igual”

Pero volvemos al trabajo voluntario. Y se suman chicos que aprenden el nombre de uno antes que uno el de ellos. Unos cargan escombros, otros ceban mates. Todos buscan algo diferente pero parecido: Espacio para una cooperativa de construcción; para poder usar Internet; para aprender carpintería; una alternativa para que los chicos no roben; un lugar donde recuperar la dignidad de soldador que el neoliberalismo y la desindustrialización arrebataron; un espacio para ganarse la vida y donde ser “madre sola” no sea una barrera. Grandes chicos, viejos jóvenes. Destello de hombres nuevos, de mujeres nuevas.






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