Con 18 créditos entregados y 32 créditos en camino, el banquito supera nuestras expectativas generando en el barrio enormes ganas de participar. Actualmente hay otras 15 compañeras trabajadoras que quieren formar sus grupos y, aunque ya alcanzamos la meta propuesta por el Ministerio de Desarrollo Social, los promotores quieren incorporar para que nadie, nadie, se quede afuera.
Hace tres meses empezamos un proyecto, parecía un sueño muy lejano. Cuando fuimos a la capacitación en Luján estábamos nerviosos, ansiosos, queríamos comenzar enseguida, y ahora, nuestro “Banquito” cuenta con nueve grupos, de los cuales cuatro ya recibieron su primer microcrédito, eso nos llena de orgullo y emoción, nos da fuerzas para seguir adelante y ayudar a la gente que necesita trabajar, crecer y superarse. Desde nuestro humilde lugar los acompañamos, los ayudamos y creamos entre todos un clima ameno, distendido, donde podemos contarnos historias de vida, compartir mates, charlas y pasar un rato agradable, por ejemplo los sábados por la tarde, que es cuando nos encontramos para el pago de la cuota semanal.
El Banco Popular Solidario brinda oportunidades que otras entidades no dan, entre ellas, por ejemplo, brinda calidez, confianza, amistad, y no pide nada a cambio, solo la palabra de los micro emprendedores, su compromiso y sus ganas de progresar. Por eso, nuestro deseo es que crezca, que sigan viniendo grupos, y así poder, entre todos, cambiar la política rígida y fría de un banco tradicional, porque si seguimos creciendo se van a incrementar los montos, y los microemprendedores podrán aspirar a un crédito un poco mayor y mayor también serán sus ingresos, y mayor su entusiasmo. Contar esto era una necesidad y las ganas de compartir con otra gente lo que estamos viviendo un grupo de promotores de un barrio humilde que quiere progresar y no caer en la desesperación al ver que un chico no tiene zapatillas o un abrigo, esta pequeña ayuda, este granito de arena va a crecer y en un futuro no muy lejano se va a ir convirtiendo en una montaña sólida, porque entre todos ¡SE PUEDE!
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