El día 20 de junio nos juntamos con los jóvenes del barrio para darle un poco de orden al lugar donde algunos de ellos cursan la primaria. El mismo lugar al que unas semanas antes le habíamos hecho una “lavada de cara” con un colorido mural, esta vez recibió una buena sacudida por dentro. Arreglamos los baños, la iluminación, tapamos agujeros… limpiamos el alma de La Escuelita. Y lo mejor de todo fue el cierre. Nos premiamos con una abundante choripaneada. Una jornada llena de movimiento, que trajo la calma. Una calma que, esperamos, sientan todos los que allí estudian y trabajan.
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