Los chicos del Taller de Herrería ya han "quemado" muchos electrodos y están en condiciones de aprovechar las recomendaciones técnicas que pueda darles un profesor especializado. Es por eso que sumamos a Carlos, que da clases en distintas escuelas en el partido de Tigre. Él mismo lo resume con toda claridad, mientras tomamos mates al final del día, "la idea es que ellos puedan acceder a la mejor preparación técnica en un ámbito informal".
Cuando se habla de "fracaso escolar", ¿es justo que carguemos la culpa sobre niños y niñas, sobre adolecentes? Cuando vemos las ganas de aprender y trabajar que tienen los jóvenes compañeros de la herrería estamos seguros que "lo fracasado" es este sistema escolar impuesto. Las formas desordenas, con olor a calefacción de leña, las frases desafiantes que solo reconocen limites en el afecto y el respeto, no encuentran en lo institucional espacios de contención. La enorme voluntad de muchos profesores no es suficiente. Necesario es transformar la escuela desde sus bases, para que la violencia no sea cayada con notas y amonestaciones; y la fuerza vital que ahí se manifiesta pueda encontrar caminos de creación y liberación.
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